La solfa europea


Foto: Pool Moncloa. Fernando Calvo

A raíz de la invasión de Putin a Ucrania venimos asistiendo a una respuesta europea en forma de ayudas diversas, incluidas las armamentísticas a Ucrania unido a las sanciones económicas y sociales a la Rusia de Putin en unidad con la OTAN y EEUU. No hay duda que el acontecimiento es una amenaza para el modelo occidental de democracias y valores de respeto a los derechos humanos. Así mismo las consecuencias económicas para la UE son bien visibles en el comercio energético, de otros materiales y la inflación.

La reacción europea ante esto camina hacia el refuerzo de la defensa, autonomía energética y búsqueda de otros proveedores, apareciendo como fundamental la unidad, donde España trata de mantener una proactividad a través de su Gobierno, especialmente el presidente y los ministerios implicados, para en base a la unidad interna también, buscar un plan de respuesta a la crisis desatada.

Pero se observa que hay sectores españoles que no están dispuestos a la unidad y al sacrificio en aras de la defensa de los valores democráticos que nos unen a la UE, la respuesta que tiene que ser coordinada y pensada no cala en quienes tienen prisa para sus propios intereses económicos y electorales. Camioneros al margen de la ley y con violencia quieren crear caos en el rio revuelto, grupos políticos como VOX desdeña los principios de la UE, y el PP se acerca a ellos en mantras ideológicos como los impuestos, sin reparar en las contradicciones que eso conlleva o en el desdén a los fondos Next Generation para la recuperación y transformación económica. No parece que en la UE haya países donde se aniden estos cantos autocráticos y de división. El eterno déficit de valores europeos históricos en un parte de nuestro país salen a flote a la mínima: la Ilustración, la ciencia, el Renacimiento son gérmenes de Europa al igual que la cultura católica. A ello no ayudan las solfas a la UE de quien no reniega de ella pero que tampoco inequívocamente apoyan sus acciones, bien visible en los medios de comunicación, obtusados por la polémica a cualquier precio, y que la debilitan.

Deseamos que el ruido pase a las nueces en los próximos días y meses.

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